El Rojo padece su falta de gol: sólo convirtió diez en 14 partidos del ciclo de Milito. En Rosario, ante el Canalla, dominó el juego, pero desaprovechó las situaciones.
Independiente encontró los caminos que lo llevan a generar riesgo, pero el gol se le niega. Una y otra vez. El domingo, en Rosario, impuso las condiciones de juego, dominó la escena ante casi 40.000 fervientes hinchas canallas, en una demostración de carácter, pero no pudo quedarse con los tres puntos que mereció durante el trámite. El resultado en cero revela la ineficacia en la definición y el impedimento de festejar debido a la figura del arquero rival, Sebastián Sosa, quien completó una gran semana personal luego de sostener la victoria ante Boca en Córdoba, por los cuartos de final de la Copa Argentina. Y lo mismo hizo frente al Rojo, aunque en esta oportunidad fue para evitar la derrota. Así se evidenció un problema Central...
La estadística marca que el equipo de Gabriel Milito apenas convirtió tres goles en los últimos ocho encuentros que disputó entre el torneo y la Copa Sudamericana. Y dentro de ese dato existe una particularidad más llamativa: uno fue en contra (Adrián Arregui de Temperley), otro de penal (Cuesta a Tigre) y sólo uno tras una jugada colectiva, logrado por Vera -de taco- ante Sarmiento en Junín. El Rojo viene de menor a mayor en el rendimiento colectivo, pero por ahora no le alcanza.
En el Gigante de Arroyito, el Diablo representó la idea del DT. Los futbolistas trasladaron al campo de juego los movimientos y el circuito que pregona el entrenador durante las prácticas. Rosario Central, que arrastraba un grado considerado de desgaste físico, se encontró con un rival voraz, que manejó la pelota y perforó los espacios gracias a la intervención de Ezequiel Barco, el chiquitín de 17 años que debió ingresar por la lesión de Maxi Meza a los 3’. Sin embargo, como le sucedió ante Gimnasia LP en Avellaneda, no pudo ganar. La diferencia es que esta vez generó chances más netas, aunque extraña un generador de juego. Igualmente, las situaciones aparecieron y tuvieron un final negativo, en especial en los pies de Vera, quien falló como contra GELP.
El quid de la cuestión pasa por mantener el equilibrio entre el hecho de haber merecido la victoria y la ansiedad (traicionera) por lograrla. Un aspecto mental a trabajar de parte del técnico, para que la convicción por la idea no desaparezca ante la ausencia de resultados positivos.
Fuente: Olé