El duelo frente a Huracán era una verdadera final y así lo supo el Diablo que puso el corazón en el campo de juego frente a un Globo que supo manejar muy bien el juego durante los primeros 45 minutos.
Independiente, sin dominio de juego y sin posesión de la pelota en el mediocampo, sufrió por no encontrar el rumbo. Huracán no le dio respiro y no lo dejó llegar al arco.
A los 25 minutos, Federico Mancuello logró robar la pelota y remató cruzado al arco pero la bocha estampó en las manos de Lucas Chaves quedándole servido el rebote a Alexis Canelo, quien no perdonó y selló de manera impecable el 1 a 0 para que todo el Libertadores se venga abajo en un grito de gol agónico.
Ese fue el puntapié para que el chip cambie y el Rojo salga a comerse al Globo. Mauricio Isla se afianzó por la banda derecha y se volvió una muralla e hizo sentir la presión. Pero hasta este entonces el protagonista era Facundo Tello, árbitro a cargo, quien decidió "no ver" las reiteradas faltas del equipo de Parque Patricios y olvidó sacar más de una amarilla.
Sin embargo, Independiente está por encima de todos y su gente le hizo sentir al árbitro el rigor. Con un clima tenso y un equipo que fue de menos a más, el segundo tiempo se vivió al borde del infarto. El local aguantó el resultado con un mediocampo exquisito, un arquero afianzado y con la ventaja de tener un hombre más tras la expulsión de Fernando Tobio producto de un codazo a Alexis Canelo.
De esta manera, el Rojo cosechó su tercera victoria consecutiva por el torneo local y se aleja, de a poco, de la zona de descenso. Y sin dudas, el desahogo tanto de los hinchas como de los jugadores fue el cierre de una noche de jueves impecable pero con la mirada puesta en la próxima final ante Rosario Central, que se jugará el próximo martes desde las 21 horas en el Gigante de Arroyito.
Por María Victoria Pezzi.