domingo, 6 de septiembre de 2020

En desventaja II

Hace unas semanas analizábamos la actualidad deportiva del Rojo, con la masiva partida de jugadores y la falta de incorporaciones. Desde lo financiero la situación no es mucho más alentadora, ya que Independiente también se encuentra en una posición desfavorable en comparación con otras instituciones. Si bien la pandemia afectó las cuentas de todos los clubes, el Rey de Copas tiene un plantel diezmado sin grandes chances de equilibrar las arcas con la venta de algún futbolista. Además acumula deudas por pases impagos y procesos judiciales que podrían convertirse en una bomba de tiempo.
El impacto de la pandemia en el mundo del fútbol ha repercutido negativamente en las arcas de todas las instituciones, aunque en el caso de Independiente los problemas vienen desde hace tiempo atrás y amenazan con extenderse a largo plazo. Los retrasos en el pago a jugadores y personal, los juicios y los cheques rechazados son solo muestras del presente complejo que atraviesa el Rojo. A la espera aún de conocer la ‘auditoria’ realizada por Martín Redrado y de la conformación efectiva del comité de expertos promovido por el oficialismo, las dificultades están a la orden del día.

Mientras tanto, el vicepresidente Pablo Moyano sostiene que “se ha instalado que estamos mal económicamente”, desmiente la gravedad de los hechos y continúa responsabilizando de todos los males al grupo Clarín. En la misma línea el gerente deportivo del club, Miguel Pelorosso, declaró hace unos días que “hoy estamos mal pero vamos en un mejor camino". Los números se empeñan en demostrar que la situación no es para nada cómoda: sólo en pases de futbolistas el Orgullo Nacional arrastra deudas estimadas en 16 millones de dólares. Es cierto que a ese monto hay que descontarle los ingresos a percibir por algunas ventas ya realizadas, a las que podrían agregarse las de nuevas operaciones (como las de Nicolás Tagliafico y Ezequiel Barco), pero las cifras son alarmantes por donde se las mire.
Las posibles ventas de Tagliafico y Barco significarían una gran ayuda
a la realidad económica de Independiente

Por otro lado, el intento de la dirigencia de enmascarar la delicada situación económica del Rojo bajo el paraguas de la pandemia resulta desmedido. Es un hecho que el parate de la actividad comprometió los ingresos de todas las instituciones, aunque aquellas con administraciones ordenadas no están sufriendo más de la cuenta y hasta se dan el lujo de reforzar sus equipos. El Rey de Copas es uno de los cuatro elencos que no suma incorporaciones (por el contrario, registra la salida de 7 futbolistas). Para analizar las complicaciones derivadas del aislamiento por Coronavirus, ante la falta de datos confiables provenientes de los clubes, es un instrumento útil recurrir a los informes de la Central de Deudores del Banco Central de la República Argentina. Según el BCRA, durante abril hubo un récord general de cheques rechazados, que incluyó a las asociaciones civiles y deportivas, pero que en los meses siguientes este escenario se fue regularizando. 

Si bien San Lorenzo es el equipo que todavía hoy mayor cantidad adeuda, más de 300 cheques por una cifra superior a los 435 millones de pesos, esto no le impidió contratar jugadores (Jonathan Herrera y Franco Di Santo), al margen de vender a uno de sus joyitas, Adolfo Gaich, en 12 millones de dólares. Por su parte Boca no presenta insolvencias, mientras que River y Racing no superan los 900 mil pesos de deudas. En tanto que los rojos deben más de 70 millones de pesos en concepto de cheques sin fondos. La mayor parte de ese monto es por dos cheques productos de contrataciones que aún no han rendido en el campo de juego: por Lucas Romero y Alexander Barboza se deben 23 y 32 millones de pesos, respectivamente.

Tal vez el contador Pelorosso, quien también fuera gerente de Independiente durante la primera gestión de Julio Comparada (2005-2008), debería especificar en qué se basa para afirmar que “vamos en un mejor camino”. O recordar su anterior experiencia en el cargo cuando pese a recaudarse millones por venta de jugadores (Sergio Agüero, Oscar Ustari, Germán Denis, Lucas Biglia, David Abraham) se terminaron por despilfarrar los ingresos y apenas si se concretó la construcción a medias del estadio.
Pusineri y el gran desafío de armar un equipo competitivo con lo poco que le dejan

En síntesis, el balance de las negociaciones para rearmar el plantel que afrontará –si el Covid lo permite- el torneo y la Sudamericana en algunas semanas exhibe la cruda realidad de Independiente. Es evidente la existencia de una billetera exigua que limita muchísimo las posibilidades de sumar jerarquía al equipo. Sin embargo el principal problema radica en la pérdida de credibilidad y confianza de una dirigencia que de forma sistemática firmó contratos por cifras elevadas en dólares que luego se volvieron imposibles de abonar. De este modo, el trinomio que maneja el club en lugar de hacerse cargo de los desmanejos y buscar por todos los medios un principio de acuerdo ha adoptado una postura confrontativa. El resultado fue que la mayoría de esos conflictos con jugadores se transformaron en pujas eternas, algunas de ellas con destino final en la justicia. En este contexto, la parcialidad roja tendrá que asimilar que la institución lejos de adquirir refuerzos apenas si podrá sumar alguna incorporación de menor fuste. 

A pesar de la insistencia del entrenador y de las decenas de nombres que sonaron, lo concreto es que el primer equipo sólo cuenta con una base diezmada y un grupo de juveniles para enfrentar las competencias que se avecinan. ¿Habrá llegado la hora de privilegiar los números y jugar el torneo económico? Si es así, ¿por qué los dirigentes no lo manifiestan públicamente y dejan de prometer espejitos de colores al director técnico? En todo caso, si se pretende reforzar el conjunto de Pusineri, ¿por qué los apellidos que se nombran tardan en llegar y no seducen al hincha? Aquellos que conducen los destinos del club deberían reparar en la historia y la grandeza de Independiente para tomar decisiones acertadas, concentrándose en dejar de brindar ventajas en todos los flancos y en sanear los múltiples inconvenientes económicos y deportivos.

Cristian Vilardo