Independiente cayó ante San Lorenzo por 1 a 0 en el estreno de Eduardo Dominguez en el banco de suplentes. El Rojo dejó en evidencia que necesita refuerzos si es que quiere pelear el próximo campeonato. De lo contrario, sufrirá y mucho en el futuro.
No fue para nada auspicioso el debut de Independiente en el verano. Con un equipo diezmado, ya sin Silvio Romero ni Fabricio Bustos, el Rojo no pudo con el Ciclón y se empieza a preocupar el hincha de cara lo que se viene. Si Hugo Moyano y compañía no logran levantar las inhibiciones para poder incorporar, Independiente estará destinado al fracaso en el campeonato que se avecina. Suena duro, pero es la realidad.
Si bien San Lorenzo no lo inquietó demasiado, el equipo de Domiguez careció de sorpresa. Sólo tuvo un remate al arco en el primer tiempo por intermedio de Mauro Zurita, luego de eso algunas buenas intenciones de Alan Velasco (¿Se quedará?). Muy poco para un equipo equipo en formación pero que siempre se le exige.
Para colmo de males, Domingo Blanco debió salir por una molestia en la rodilla izquierda. Junto con Lucas Romero son el equilibrio en la mitad de la cancha, aunque necesita recambio el Rojo en esta zona de la cancha. En realidad, en todas sus líneas.
Asombroso el gol de San Lorenzo sobre el final del primer tiempo. La aparición en solitario de Andrés Herrera para vulnerar a Milton Álvarez, después de un centro pasado desde la izquierda. Thomas Ortega siempre llegando tarde, es otra de las zonas a reforzar. Se insiste por Elías Gómez en ese sector.
En el segundo tiempo, lo único positivo fue un remate de David Zayago de cabeza que exigió a Torrico. Muy pobre.
Fue una derrota justa. El equipo necesita si o si un centro delantero, carrileros tanto por derecha como por izquierda, volantes de marca. En fin, veremos si Milton Valenzuela y Elias Gomez pueden llegar a ser soluciones. Por ahora, Independiente está a la deriva.
Este martes ante Talleres en La Plata nuevamente, se viene la segunda presentación del año. El Rojo necesita cambiar primero la actitud y después empezar a crecer en el juego.
Por: Leonardo Papaleo